La mosca blanca es una plaga muy común y extendida que puede causar graves daños a los cultivos durante su temporada de crecimiento. Puede medir de 1 a 2 mm de largo.
Este insecto se alimenta a través de su aparato bucal picador-chupador, afectando tanto a invernaderos como en campo abierto.
¿Cómo detectar la mosca blanca?
Estos ejemplares se sitúan, generalmente, en el envés de las hojas cerca de la parte apical de la planta. Así pues, es fácil observarlos si se giran o se sacuden las hojas.
De adultos segregan una sustancia pegajosa conocida como “melaza”, visible en el follaje y los frutos como un depósito brillante y de tacto pegajosa. Es un indicador clave de la presencia de la mosca blanca en el cultivo.
Es frecuente la aparición de hongos en la melaza, en ese caso, adquiere un color negro que dificulta la fotosíntesis.
Prevención de la mosca blanca
Realizar una buena prevención es importante para evitar la proliferación en cualquier cultivo.
- Mariquitas: Son sus depredadores naturales.
- Regar correctamente los cultivos
- Seguir los calendarios de siembra
- Eliminar malas hierbas y malezas que puedan aparecer alrededor de los cultivos.
- Controlar las hormigas: Éstas las protegen frente a sus enemigos naturales.
Efectos de la mosca blanca
Sus larvas se alimentan de grandes cantidades de savia, afectando a la fisiología de la planta y retrasar su crecimiento.
Además, la aparición de este tipo de insecto, puede ser el inicio de otro tipo de infecciones y enfermedades para la planta como la clorosis o la negrilla.
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