Minimizando el impacto de las micotoxinas
Las micotoxinas son metabolitos secundarios de los hongos que pueden tener un efecto perjudicial sobre la salud animal y humana. Las micotoxinas más comunes son aflatoxina, ocratoxina, vomitoxina (DON), zearalenona (ZEA), T-2 y fumonisina B1. La concentración en la dieta de 1 ppm puede provocar una reducción de entre el 10 y el 20% del consumo de alimento y el consecuente empeoramiento de los índices de conversión.
Estos problemas provocados por las micotoxinas se pueden reducir previniendo el crecimiento de los hongos, que posteriormente secretarán las micotoxinas, durante el almacenamiento mediante el uso de inhibidores de hongos o antifúngicos (leer más sobre la inhibición de hongos).
Sin embargo, algunas micotoxinas son producidas en el campo, durante el periodo de crecimiento de los cultivos. Factores como la temperatura, la humedad o la actividad de diferentes insectos pueden favorecer la diseminación y crecimiento del hongo y la producción de micotoxinas, en este caso la solución será el uso de un secuestrante de micotoxinas adecuado.
Dependiendo del tipo de micotoxinas será necesario utilizar secuestrantes simples, de un solo componente, con función exclusiva de captación y orientadas a micotoxinas polares como la aflatoxina, o secuestrantes completos, de amplio espectro, que además cuenten con funciones complementarias que contrarresten el efecto de las micotoxinas no polares como la vomitoxina o la zearaleona entre otras.
La gama ProSid™ TB ofrece diferentes soluciones para ayudar a reducir la biodisponibilidad de las micotoxinas y sus efectos negativos. Protege al animal de todo tipo de amenazas de toxinas, a la vez que ayuda a reducir los síntomas asociados con la micotoxicosis y la reducción del rendimiento asociada con estos síntomas.
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